sábado, 2 de octubre de 2010

Ojos

Ojos que caminan.
De vez en cuando
alguien los nota
en el arroyo de humo y metal:
la calle gris con sus animales grises
en estampida
con rumbo a mis ojos
los ojos enigmáticos
que el rencor ha modelado.
El silencio se posa en su mirada
y el odio pinta los ojos.
De una manera
-tu y yo lo sabemos-
mortal.

Un recipiente fabricado con odio
es el mejor contenedor de hermosura
-tristeza si, y también compasión-
Háblame del mundo que no veo
las cosas podridas que
mis ojos
-podridos- ya no pueden ver.
La flor entre mis manos
tiene color
color vivo -muerto-
vivo como tu o yo
-pero nosotros somos grises-
el cielo gris que cae encima de nosotros.

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